viernes, 9 de mayo de 2014

Dirigir un ayuntamiento exige más seriedad (editorial Diario de León)

El Ayuntamiento de Cacabelos protagonizó ayer un singular episodio que no parece admisible en una institución que se merece el máximo respeto de los ciudadanos. El alcalde Adolfo Canedo anunció su dimisión alegando que sufría una situación insostenible producto de las presiones sobre su familia. Su denuncia era realmente grave porque supondría, si fuese cierta, una alteración notable de la normalidad democrática de una institución pública.
Pero pocos minutos después cambió de opinión y con un auténtico sainete político en forma de asamblea de amigos y vecinos recuperó las ganas de seguir en la política y dio marcha atrás a su decisión.
Lo ocurrido ayer en Cacabelos merece el mayor de los reproches porque la actividad pública exige seriedad. La gestión de Canedo al frente de un ayuntamiento que sufre muchos problemas económicos graves probablemente no habrá sido mala pero ya son excesivas las ocasiones en las que se ha salido de lo que es razonable en un alcalde.